Some highlights of our concert last Friday in Granollers

Soy el marido de Wui, la bailarina que actuó el día del cocierto de forma improvisada. También sigo a Priscilla donde vaya para sacarle fotos. Esto es lo que soñé el otro día: 

Suelo recordar mucho mis sueños. Pero creo que hoy no había soñado jamás algo tan intenso y bonito. 
Estabamos recogiendo el material con el que Priscilla Hernandez hizo el concierto benéfico. Sara Martínez y yo empezamos a juguetear tocando con los palos el salterio. Uno con cada palo. Empecé a tocar música... Pero no sabía que música era. Así que le pedí a Sara que me dejara su palo. Empecé a toquetear cuerdas haciendolas vibrar y empezó a surgir una melodía muy conocida para mí, "In the Mist". Las bailarinas y los músicos estaban asombradísimos. Yo mucho más que ellos, pues no se nada de nada de música. Priscilla me miraba con los ojos muy abiertos y me dijo que era la canción que estaba tarareando mentalmente. Me dijo que iba a probar pensar en otra, y la música que estabs tocando pasó a ser "Steel the leaves". La estaba leyendo y los dos nos emocionabamos sin comprender nada. Entonces Pris pensó en una canción que yo jamás había escuchado, sentí esa música dentro de mi. Era maravillosa y yo la estaba tocando. Pris se puso a cantar. No necesitaba micro, su voz tenía reberv y resonaba en el vacío teatro y hacía que el suelo temblara. Todos vibrabamos con la voz de Pris. Todos estabamos como iluminados, reflejando una luz que parecía tener vida propia. Sara iba con su cabellera verde, parecía más larga. Bailaba y daba brincos. Empezó a hacer unos saltos increíbles y daba volteretas en el aire. Wui...jamás he visto bailar a Wui tan bien. Parecía flotar girando sobre si misma. Mireia Blasco empezó a hacer los coros de la canción y el teatro empezó a temblar más. Que potencia! Irene Toro bailaba con su capa y cuando Armen Vartanyan y Sveta Tovstukha empezaron a tocar sus instrumentos de cuerda frenéticamente...Irene empezó a flotar enmedio de todos nosotros. La música crecía y Héctor con su teclado hacía que todo encajase como si fueramos una máquina bien sincronizada.